Las casas de la cultura sin lugar dudas han sido parte fundamental y en cierta manera en los municipios del país con las que se cuenta y se trabajan han sido un faro entre la oscuridad en lo que se refiere a dispersión, promoción y difusión del arte y la cultura que a lo largo de la historia del México y sus transformaciones después del choque de los mundos era sólo permitida para algunos cuantos.
Si bien poco a poco la identidad más consolidada de los mexicanos nos replantea los nuevos retos del México moderno en un mundo interconectado el acceso a la información nos ha hecho en cierta medida más reflexivos y colaborativos como especie y hemos hecho juntos conciencia sobre la importancia de la educación y la cultura a nivel global para la mejora de las condiciones de vida de la humanidad, el aprovechamiento de los recursos de manera sustentable y la realización plena como individuos, es por eso que urge que en nuestro país la educación la cultura y el arte brote de las instituciones educativas y las de gobierno ya constituidas en comunión y colaboración con la población en cada una de las regiones de nuestro hermoso México de entre las calles como los ríos que se forman en las lluvias de entre las plazas como las fuentes donde juegan los niños, de entre las casas, de entre las flores como polen, de entre los campos deportivos como gritos de aficionados , las delegaciones las zonas rurales en las escuelitas más alejadas, debajo y encima de los pupitres, en los caminos en las avenidas en los puentes como ventanas a mundos inexplorados, que brote como luz de esperanza hacia un futuro mejor hacia la verdadera transformación de una nación desde la raíz desde su gente dejemos de compartir malas noticias, fake news violencia y calamidades, compartamos arte, música, literatura, buenas noticias por el bien de México llevemos la educación y el arte más allá de las Casas de la cultura.
